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Por Agustín de Vicente , 13 de marzo de 2025 | 17:46Bolivia enfrenta fuerte rechazo público por acuerdos de Litio con empresas chinas y rusas

El gobierno boliviano sostiene que estas asociaciones acelerarán el desarrollo de la industria del litio, garantizando que el país retenga el 51% de las ganancias generadas. Sin embargo, las dudas y la resistencia social continúan poniendo en jaque su viabilidad.
Bolivia enfrenta una creciente oposición por parte de la sociedad civil debido a los contratos firmados con empresas chinas y rusas a finales del año pasado para la explotación de sus vastas reservas de litio. Diversos grupos comunitarios sostienen que estos acuerdos no ofrecen beneficios reales para las comunidades locales.
Suspensión de debates en el Parlamento
La controversia ha llevado a la Cámara de Diputados de Bolivia a suspender las discusiones parlamentarias sobre estos contratos en febrero, en espera de un "proceso exhaustivo de información con la sociedad civil".
Los acuerdos, valorados en aproximadamente $2,000 millones, incluyen un contrato de $970 millones firmado en septiembre con la empresa rusa Uranium One Group (UOG) y otro de $1,000 millones con las firmas chinas CBC y Citic Guoan Group. Ambos convenios buscan la construcción de plantas de procesamiento de litio con una capacidad de producción de decenas de miles de toneladas anuales.
Presión del Gobierno y advertencias de retraso
El presidente Luis Arce ha acusado a los legisladores de obstaculizar deliberadamente estas inversiones clave como parte de una estrategia política en su contra. Además, advirtió que si los acuerdos no se aprueban este año, Bolivia podría enfrentar un retraso de hasta una década en su producción de litio.
Según Arce, si el país espera demasiado, hasta 2035 o 2040, el litio "será historia" y será reemplazado por otras fuentes de energía limpia como el hidrógeno verde. Omar Alarcón, presidente de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), respaldó esta preocupación y afirmó que la falta de aprobación podría retrasar la producción industrial hasta 15 años.
Incluso si los acuerdos avanzan este año, Bolivia no comenzaría con una producción a gran escala hasta 2031, según el experto en energía Sergio Hinojosa.
Condiciones cuestionables y falta de beneficios claros
Grupos de la sociedad civil, organizaciones ambientales y líderes de la región andina de Potosí, donde se encuentra el Salar de Uyuni, una de las mayores reservas de litio del mundo, han manifestado su preocupación sobre la falta de transparencia en estos contratos. Además, se teme que puedan generar graves daños ambientales y pérdidas económicas para el país.
Uno de los puntos de mayor controversia es la disparidad de costos entre los dos contratos. Se reporta que el costo de producción por tonelada de carbonato de litio del proyecto ruso es 2.4 veces más alto que el de los acuerdos con las empresas chinas, sin una justificación clara para esta diferencia.
Otro aspecto cuestionado es la viabilidad del contrato con UOG, que establece un plazo de solo 18 meses para la construcción de una planta antes de que el acuerdo expire, un lapso inusualmente corto que podría dejar a Bolivia con infraestructura inconclusa.
Estas inquietudes han generado especulaciones sobre la transparencia y viabilidad económica de los acuerdos, provocando protestas y la interrupción de una conferencia gubernamental sobre los contratos.
Consulta Pública y expectativas económicas
La legislación boliviana exige que los inversores extranjeros realicen consultas libres, previas e informadas con las comunidades locales y lleven a cabo evaluaciones de impacto ambiental antes de emprender proyectos industriales. Posteriormente, los acuerdos deben recibir aprobación legislativa.
En las consultas en curso, representantes del gobierno han afirmado que solo Potosí recibiría regalías estimadas entre $800 y $900 millones en 30 años, lo que equivale a entre $30 y $35 millones anuales.
El sueño del litio: una meta aún lejana
A pesar de que Bolivia cuenta con enormes reservas de litio, estimadas en 23 millones de toneladas, el país ha enfrentado dificultades para desarrollar una industria viable. Factores como la inestabilidad política, un modelo de extracción controlado por el Estado y los altos niveles de magnesio en sus yacimientos han obstaculizado la producción a gran escala.
A diferencia de Chile y Argentina, donde la producción de litio ya está consolidada, Bolivia ha logrado avances limitados. La primera planta industrial de litio del país, inaugurada por YLB a finales de 2023, operó al 17% de su capacidad el año pasado y se espera que alcance solo el 23% en 2025.
Mientras tanto, funcionarios gubernamentales, incluido el viceministro de Explotación de Recursos Energéticos, Raúl Mayta, aseguran que los contratos "no están escritos en piedra" y que continuarán manteniendo reuniones técnicas para abordar las preocupaciones de los distintos sectores.
El gobierno boliviano sostiene que estas asociaciones acelerarán el desarrollo de la industria del litio, garantizando que el país retenga el 51% de las ganancias generadas. Sin embargo, las dudas y la resistencia social continúan poniendo en jaque la viabilidad de estos ambiciosos proyectos.
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